"No sé cuándo empecé a andar ni cuándo empecé a pintar"... A Antonio no se lo pusieron fácil. Le tiraban de la mano para que transitara por senderos más seguros y tranquilos, alejados de esos caminos artísticos llenos de piedras y penumbras.
Pero para un pintor, las sombras no son negras, y las piedras pueden tener muchas formas...Era fuerte, tenía claro su destino, y pudo seguir a grandes maestros para serlo después él.
No sólo quienes aprenden a su lado conocen su versatilidad, su dominio de la acuarela, el acrílico, el grabado, el diseño... porque sus obras han viajado mucho, por todo el país, y merecidamente, por Tokio, New York, Miami, Oslo, Seúl, Nápoles, Tesalónica, Imola… al final, son muchos los caminos a recorrer...
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